"Invictus", el líder que se lidera a si mismo...
Cómo hacer referencia a Nelson Mandela sin mencionar el poema “Invictus”, de William Ernest Henley; ese poema que Mandela asume como mantra para sobrellevar los años en prisión y que le fueron edificando como un mejor ser humano...
“Más allá de la noche que me cubre negra como el abismo insondable, doy gracias a los dioses que pudieran existir por mi alma invicta.”
Nelson Mandela se me muestra como una persona que se sostiene en sus ideales, que se va transformando en acuerdo a las circunstancias sin alterar su esencia.
“En las azarosas garras de las circunstancias nunca me he lamentado ni he pestañeado.”
El orgullo y afán por hacer lo que deseaba, por verse como instrumento para el cambio, lo sostiene sereno en la búsqueda del espacio para salir adelante; así sin miedo, con seguridad de que siempre habrá un mejor mañana, pero un mañana que se construye desde adentro, no por otros sino por él mismo.
“Sometido a los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada, pero erguida. Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el Horror de la Sombra, la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo.”
Saberse en la oscuridad más oscura, para así en lo negro de las circunstancias, poder identificar el más mínimo destello de luz, esa luz que está dentro de él, no en el mundo, sino en su mundo, en su espacio de creación liberadora que fue forjando el Mandela que podría hacer la diferencia, y así promover el cambio.
“No importa cuán estrecho sea el portal, cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma.”
Para Nelson Mandela, este poema significó la motivación necesaria para salir adelante, para encontrar pese a las circunstancias la luz interna que enseña el camino, y nosotros ¿Somos los amos de nuestro destino? ¿Acaso nos sentimos el capitán de nuestra alma? ¿Dónde está nuestra motivación, dónde nuestro propósito...? ¿Estamos en el camino...?